Pasa la cuenta por debajo de la cena, como todos los días a la hora de la indigestión. Es un ritual que no tiene desperdicio. Puede ser eso lo que lo haga tan tragicomico. Hablamos de mi exceso: años pasados, extremos, absolutismo moral, black and white, dormir dos días o estar despierta un mes. No comer nada o vaciarme la heladera. Quedarme dormida a la mañana o quedarme en el trabajo horas extra y desvivirme por los problemas de otro.
Vamos hacia adelante un par de años, y tal vez yo ya esté muerta. O ellos estén muertos. O todo sigo igual.
Hablo con él y le recuerdo que es como mi padre. Siempre le rindo honor a los pedidos de los demás.
Vamos hacia tres dos años y yo no estaba acá. Estaba con otro él en algun lado, haciendo alguna cosa, tal vez tratando de solucionar un mundo que no me es reciproco. Pero no importa, hace dos años la reciprocidad no era un requisito de mi existencia. Hoy pienso todo dos veces antes de pensarlo por última vez, o ante de dejarlo en la caja de sugerencias. Pero cuando se trata de pensar dos veces en mi no invierto ese tiempo. Nadie sabe eso, salvo vos y yo.
Vamos 10 años para atrás y la imagen se congela. Veo negativos de mis 11 años. Nunca fotos a color. Lo único que recuerdo a color es mi cuerpo debajo del agua por periodos que exedían los 60 segundos. Solo para sentir lo que era no estar. Sólo para vivir con la cabeza debajo de la línea de realidad.
Que nadie se horrorice. Esta es la parte de mi historia que se reinventa a sí misma y se deshace como arena bajo los pies. Quedan marcas, y, por supuesto, quedan no-marcas que mucho me gustaría que estén ahí. Tantas cosas que no puedo recordar. Soy como un alzheimer adolescente.
Demasiado inteligente para mi propio bien. Esto puede convertirse en un problema, me diría a mi misma, no seas tan adulta ahora que después se te va a escapar la niñez por todos los poros y te vas a volver loca. Y te van a atar a una pared.
Vamos con la rueda 15 años para adelante y construimos la siguiente hipotesis: madre soltera. O juez que colecciona perfumes miniatura que hacen de hijos-marido-familia a la vez. Nadie tiene que saber de esto, más que vos y yo. Si soy madre soltera, mi hijo ya tiene 5 años y ya para ese entonces le cague la infancia con mis mierdas. Le lleno la cabeza de cosas contra su padre, que en realidad nunca tuvo nada que ver porque -como con todos los hombres en mi vida menos mi padre- nunca se trato de él nuestra relación.
Esto puede convertirse en un problema.
Vamos hacia adelante un par de años, y tal vez yo ya esté muerta. O ellos estén muertos. O todo sigo igual.
Hablo con él y le recuerdo que es como mi padre. Siempre le rindo honor a los pedidos de los demás.
Vamos hacia tres dos años y yo no estaba acá. Estaba con otro él en algun lado, haciendo alguna cosa, tal vez tratando de solucionar un mundo que no me es reciproco. Pero no importa, hace dos años la reciprocidad no era un requisito de mi existencia. Hoy pienso todo dos veces antes de pensarlo por última vez, o ante de dejarlo en la caja de sugerencias. Pero cuando se trata de pensar dos veces en mi no invierto ese tiempo. Nadie sabe eso, salvo vos y yo.
Vamos 10 años para atrás y la imagen se congela. Veo negativos de mis 11 años. Nunca fotos a color. Lo único que recuerdo a color es mi cuerpo debajo del agua por periodos que exedían los 60 segundos. Solo para sentir lo que era no estar. Sólo para vivir con la cabeza debajo de la línea de realidad.
Que nadie se horrorice. Esta es la parte de mi historia que se reinventa a sí misma y se deshace como arena bajo los pies. Quedan marcas, y, por supuesto, quedan no-marcas que mucho me gustaría que estén ahí. Tantas cosas que no puedo recordar. Soy como un alzheimer adolescente.
Demasiado inteligente para mi propio bien. Esto puede convertirse en un problema, me diría a mi misma, no seas tan adulta ahora que después se te va a escapar la niñez por todos los poros y te vas a volver loca. Y te van a atar a una pared.
Vamos con la rueda 15 años para adelante y construimos la siguiente hipotesis: madre soltera. O juez que colecciona perfumes miniatura que hacen de hijos-marido-familia a la vez. Nadie tiene que saber de esto, más que vos y yo. Si soy madre soltera, mi hijo ya tiene 5 años y ya para ese entonces le cague la infancia con mis mierdas. Le lleno la cabeza de cosas contra su padre, que en realidad nunca tuvo nada que ver porque -como con todos los hombres en mi vida menos mi padre- nunca se trato de él nuestra relación.
Esto puede convertirse en un problema.
<< Home