|

Friday, October 07, 2005

Ella se va a parar en el medio del patio a decir: no es secreto.

Adquiero, soy y me accidento. Me construyo sobre las palabras del gusto de los otros. Más se pierde de vista el principio del hilo mientras más se piensa en existir. Hilos conductores, pero el miedo no se pierde. Es la mentira de la diferencia entre poder y Poder. Es la mentira entre abismo y eternidad. Una foto de mi vida, movimiento congelado, una lágrima que no deja de ser de dolor. No es secreto para nadie.

Adquiero. Me quede de este lado sólo para ver que tal era la comida. Es cierto que tuve mi corazón arriba de la mesa antes. Es cierto que todavía no puedo aceptar que nunca voy a saber qué letras escriben lo que pienso. Todavía me duermo en el vacio de la o, me alimento del corazón de la letra p, y reniego de lo mucho que me gusta soñar con la A.

Soy. Una estructura perfecta me hace suspirar y los vacios me dan ganas de gritar. Voy saltando mis faltas para entender que ahí nunca va a haber nada. Más profundo es imposible ir: todo lo que me construye está hecho de intenciones quebradizas, y voy a seguir sostiendo que el discurso se puede partir en mil pedazos.

Lo que me mantiene despierta, lo que me hace respirar más hondo, es la promesa de podes mantener el equilibrio. Aún si no tengo a nadie para sostener de la mano. Es curioso como los vacios se doblan todo el tiempo, y yo deambulo por Buenos Aires buscando algo que me haga des-doblar.

Digo: de ver. Deber. Desear. De ser. De transcurrir nada, muchas gracias, i`ve eaten more than enough.

Accidente: Tal vez no se trata de conjugarme a mi misma con otra persona, ni de jugar a romperme en pedazos. A ver si soy de una buena vez ese todo que nunca llega a ser más que las partes. Emotional blackout. Falta criterio, falta oportunidad, falta aprender a hacer malabares con la mirada de los demás. Falta que los ojos dejen de doler cuando miran la luz.

Me gustaría poder decir que entiendo. Necesito desesperadamente ser el loophole por el que pasa toda la información en movimiento. Necesito ser la desesperación condensada en la falta de deseo. Necesito que se rompa, se pudra, que se crucifique mi emoción. Atornillar a la pared toda posibilidad de construcción más allá de la racionalidad. Negar lo mucho que me gusta dormir cuando sé que cuando sueñe voy a encontrar algo que he perdido. ¿Ante quien me voy a tratar de justificar hoy, si ya no puedo hacerlo ante el reflejo? ¿Qué excusa voy a encontrar para mantener arriba la guardia? ¿Qué será de mí si no entro en crisis nunca más? Ahora que todo me obliga a estar acá -y nada más que acá y conmigo-, ningún esfuerzo parece suficiente para salirme de mi propia piel. But then again, tuve el corazón arriba de la mesa antes. Y siguió latiendo el muy maldito.

Me voy a parar en el medio de la habitación a decir: no pasa nada y me estoy impacientando. Si no hay olas, desde lejos, la balsa empieza a quebrarse. Agustina se queda sin razón, se queda sin criterio, se queda sin falta, se queda sin nada que decir. Y luego el silencio. Se queda sin línea de error, se queda sin estructuras perfectas, se queda sin el fantastic death abyss al que llorarle. Ahora le pasa por al lado al vacio y le dice: hola ¿Cómo estás?.

No es muy complicado y, después de todo, tampoco hay ninguna razón para hacer demasiado escándalo. No es secreto: todo está bien. Y me gusta.