|

Monday, October 17, 2005

Cuando una mujer confunde un niño con un hombre, el rompecabezas se torna oscuro.
Te confundi a vos con un hombre, pero sólo eras un nene incapaz de mantener una relación seria. Y eso no es lo que quiero para mi ahora.
Tan niño sos, que sé que nunca voy a decirte ninguna de estas cosas. Darías vuelta la cara, no podrías escuchar, y de poder escuchar, no lo entenderías.
Es la primera vez en 21 años que me siento demasiado mujer para embarcarme en algo que no tiene sentido. Tu vida llego a la mía 5 años demasiado tarde. Dos minutos después de las doce. A la hora en la que todo lo que coma de más será una indigestión de proporcionles siderales. Y no quiero indigestarme, estoy demasiado bien así.

Me measte la cama, Miguel. Y por esas cosas hubo algo en mi cuerpo que me adivirtió, entonces te heche de una patada a las 7 con alguna excusa barata. Me measte la cama, arruinaste el colchón. Pis oscuro y podrido de aquel que se alimenta de inconsistencias. Aquel que pregunta si necesito un cable a tierra, y cuando recibe una respuesta positiva, tiene los dos pies más allá de la línea de falta.

No me siento mal. Tengo esta conversación a solas porque es más fructifero que tratar de hablar con un infante. Realmente no me siento mal. Dudo que volvamos a hablar, y no creo que quiera que te acerques nuevamente. Supongo que te habrás dado cuenta por ese telefono que nunca contesta. Goodbye blue sky. No puedo decir que fue un placer conocerte, y sé que no vas a pagar la tintorería. Cierro la puerta: soy mucho más de lo que vos podés manejar, y eso me hace sentir muy bien.

good-bye-blue-sky.