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Tuesday, October 18, 2005

Esta es una vieja fiesta en las que los invitados siempre son los mismos. Donde las caras son siempre iguales. Donde vos y yo estamos presentes sin estar. En lo azul de las parades se proyectan las sombras de aquel viejo circo, de aquella antigua ceremonia, de una nueva piel.

Cuando entres a mi vida, cerra la puerta. No te puedo pedir que pidas permiso, pero si que no ignores la vieja y confusa fiesta. El ruido puede hacer que no te duermas por las noches, las risas y los ruidos de copas y cucharas no invitan a participar. Si te invito a mi incisión, si te invito a mi herida, es porque sé que vos no vas a ser aquel que cambie mi mundo.

Esta es la vieja fiesta. Yo soy la mujer que siempre está invitada, martini en mano, blanco y negro en el cuerpo, historias y mapas en la piel. Mi risa es la voz de todos los que ahora ya no viven, de los que quedaron en el camino. Cuesta arriba y a pesar de todo, sangre y sudor. Las paredes susurran historias interminables, donde el exceso es el gran invitado de honor.

No quiero oir que dependo, no quiero saber si vos pensas que vivo mal mi vida: esto es lo que soy. No te olvides de que vos pediste permiso para entrar, nunca te hubiese mirado si no te acercabas ese día.

Si el amor falta, si yo estoy en falta, si soy sensible, si tengo un tejido de secretos y oscuridad con la que duermo, si me preguntas como se hace y no te contesto. Eso es todo lo que puedo dar. Elijo si me expongo o no, si te dejo entrar en mi cuerpo, si te visto de blanco y te dejo dormir en mi cama. El proceso mental que requiere desaparecer debe ser cansador, pero vos no podrías reconocerlo. Vos no podrías entender.

Te paras en la ventana de las intenciones, ignoras el circo, ignoras mis marcas, ignoras mi risa. Ignoras todo lo que soy, and still, de fondo se escucha la objeción, la indicación de cómo hay que vivir.

Silencio. La fiesta sigue. Esta mujer sigue estando viva a pesar de. Tiene en que y con que, y es feliz. Nunca te hubiese dejado entrar si no tuviera infinita paciencia. Estoy segura que encontrarte fue una causalidad. El resultado de la suma de todo lo que tengo que volver a aprender ahora que me no gusta poner un pie de cada lado.

Una lágrima, una palabra, un significado. Un pedazo de mi piel que te extiendo para que mires todo lo que hay fuera de vos. La escalera a ninguna parte, el pasillo circunstancial. El hecho de que todo podría cambiar ahora que estamos acá, pero la certeza de que ese hecho jamás ocurrira.

La suma de la palabra, la lágrima y su significado. El nexo causal partido entre Roma y amor. El consumo, la desesperación de no saber existir. Desde el principio de todo, desde el inicio, estuve acá.

Invitados invitados a invitarse. El nexo causal se estira con el calor, se congela con el frío. Lo que se cuida -justamente- porque se quiere evitar la lesión.

No soy esa clase de mujer. Si vas a pasar, por favor, cerrá la puerta. No ignores la fiesta, no ignores mi sensibilidad, no me ignores a mi para no ignorarte a vos.

Silencio. No todos desaparecen. No todos los que desaparecen y dicen volver se fueron alguna vez. Hay más que las palabras, las lágrimas y los significados. Hay más que el juez, la madre y la flor. Hay más que una pared: existen los límites. Una pared te dice: no pases. Un límite te dice: así no pases, busca otra manera.


Mi cuerpo te dice a vos: busca otra manera. Yo estoy, pero no así.

Disregard. Not everyone here is THAT fucked up and cold...remember why you came and why you are alive.

O...seguí pensando que vivo mi vida a través de vos.

Me vas a perder así. Si no es que ya me has perdido.

Busca otra manera, mi amor.