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Saturday, October 29, 2005

enjambre.

Esta no es una parodia. Esta es la verdad del llanto.
Pero no soy yo la que llora ahora. Una revolución temporal, algo que congelo en la heladera, el tiempo que pasa sin pedirme permiso. Cómo odio los sábados en los que se confunde la televisión con las voces de mi familia.

Permuto hormonas adolescentes por vida social (válida).

Cuando ella habla no te dice nada.

Tenemos nuestra rutina de amor virtual, bonito. Vos apareces y desapareces a tu gusto y placer, yo soy la mujer que es mejor no ver (lo que no se ve no se puede querer, dicen). Tenemos un público al que no podemos defraudar, así que ponete los pantalones y sali al escenario, antes de que nos coman los insectos.

Sonrío al pensar que, si bien nunca hemos tenido sexo, sí tenemos nuestra media hora de teasing. Donde yo voy vos dejas de ir, donde yo apreto vos retrocedes. Y en el medio no nos vamos a encontrar nunca, porque de hacerlo, arruinaríamos la trama, el setting de nuestro romance virtual.

Soy la mujer que es mejor no ver, porque aquello que no se ve, no se puede desear infinitamente. No soy la mujer que te duele en los huesos hoy, y no me preocupa. No sos el hombre que me hace soñar y transpirar entre las sabanas. Pero podríamos serlo. Y la sóla idea de que eso sea así, construye las escenas, arma los diálogos, desconcierta nuestra racionalidad, y nos hace encender las intenciones a 100 km de distancia.